¡Amaneced!


          Levantarse junto a los brazos de alguien, sentir la alegría del amanecer revoloteando en nuestra alma, ser conscientes de la alegría de vivir que pone en nuestras manos este nuevo sol, limpiar nuestras ventanas para mirar mejor y para encendernos dulces y tiernos en la mirada de los demás, ducharnos con la brisa y humedad de la mañana de primeras horas, no permitir bajo ningún concepto que el miedo, el dolor, las inseguridades nos impidan que los demás disfruten de nuestra ternura, sonrisa, alma, latido... Cerrad los ojos, dejaros acariciar por esta música por unos instantes, luego, abriros a esta cálida y soleado mañana de domingo donde estáis sanos un día más, donde podéis disfrutar de vuestros hijos, hermanos, padres, donde se nos ha dado una oportunidad más para compartir, convivir, sonreír, amar, ser ternura, construir... Podéis quedaros dormidos, naturalmente, pero... cuánta alma se perderán los demás. Amaneced, por favor. 

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