Asomemos nuestras sonrisas en los ojos de los demás

        Buenas noches, no lo dudemos. La mejor música se construye cuando tocamos, cuando sonreímos, cuando sentimos, cuando somos escucha atenta, cuando pedimos perdón... Esta composición quiero dedicarla a todos nosotros, porque a veces la realidad nos abaja, porque a veces el dolor nos ahoga, porque a veces la soledad nos roba el aliento... porque a veces nos olvidamos de ser olas en movimiento, porque el dolor y el miedo es tan grande que nos deja varados en la orilla... 
          Son composiciones como ésta, con su dulzura, con su voz próxima a la nana, al susurro y a la voz del paraíso -la  flauta nos traslada enseguida- quien debe esta noche acunarnos en sus brazos, quien dulce y tierna debe besar nuestros ojos cerrados de lágrimas y de dolor, quien, ahora se suman las voces vocálicas, deben hablar dulces a nuestros oídos y decirnos en un susurro, es normal que caigas, tómate tu tiempo, pero mañana necesitamos, de nuevo, tus voces, tus sonrisas, tus inquietudes, tus ojos de niño, tus manos, no lo olvides...
         La música acalla su voz, nos mece, nos susurra en nuestro pecho cada una de las estrellas que encendimos y con un beso en nuestra mejilla y frente nos deja dormidos abrazándonos a cada uno de los seres queridos, a cada uno de los que pasaron a nuestro lado, a cada uno de aquellos que, a pesar de nuestro miedo y debilidad, nos siguen abrazando en esta marea de la vida. 
          No lo dudemos la mejor música se construye de cuando tendemos puentes a los demás, cuando ahondando nuestros miedos, nos asomamos a los ojos de los demás convirtiéndonos en su latido,  buenas noches.

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