Indiferencia de niño


Mi indiferencia tiene rostro de niño:
Caídos los labios y los ojos abiertos y tímidos.
Los dedos tantean en el aire
Consiguiendo apenas trazar imágenes de mujer.

Y tú me preguntas cuándo he de escuchar de nuevo tu latido
Y yo, esbozando aún imágenes de estrellas en mi mente,
Te supongo y quiero irreal.

Yo, niño también, cuento uno a uno mis escasos tesoros:
Sonrisa y estrellas, río y sueños.
Titubeo y, entre sus líneas, línea más en el cielo,
Desde mi orilla sacudo y extiendo mis versos.
Y tú, de rodillas, enciendes en húmedos leños,
tu sonrisa, tus estrellas y tus besos...

Entre tu orilla y la mía, ecos,
Y entre los dos, silencio, un silencio, extraño eco
Cuyos meandros no son de río, sino de mar sin sueño...

Quizás, vosotras estrellas, lo pronunciéis.
El niño ya no cuenta, o ambos creemos que no cuenta,
Estrellas sin término.

Tú echas al fuego tus húmedos leños
Yo, entretanto, extiendo una vez más estas líneas.
Tú pones las lágrimas; yo, la ciega indiferencia de un niño.

Comentarios

  1. "Entre tu orilla y la mía, ecos,
    Y entre los dos, silencio, un silencio, extraño eco
    Cuyos meandros no son de río, sino de mar sin sueño..."

    Pruden, não sei porquê, mas teu poema conjuga bem com esta música que estou agora mesmo a ouvir:
    http://youtu.be/fdKrUiUcEqw

    Um beijo soprado de Lisboa!:)

    MariahR

    ResponderEliminar
  2. MariahR, gracias por entrelazar tus dedos con estas olas, gracias por sumar a su movimiento otros latidos -me ha encantado la música de Melody Gardot, qué magia, qué alma, chiquilla, qué piano y saxo, jolines-. Coincido contigo en el tono, es cierto, el ritmo, no sé, quizás...Obrigado, y beijos

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