Alas y abrazos del corazón, sisisiisis

          Luz del corazón, de las almitas buenas...
         A veces permitimos que la realidad, nuestro pasado, nuestras inseguridades, que las heridas que nos infringieron en el pasado, que aquellos abrazos que se nos quedaron colgados en el alma, que aquellas sonrisas que durmieron en las sabanas de nuestra pereza y yoyoísmo, que aquellas ternuras que amanecieron en el espejo de nuestras depresiones sean un obstáculo a la luz del corazón, a la luz del alma, sisisiis....
       A veces nos miramos a los ojos del espejo sin reconocer quién nos devuelve la mirada, quién responde en nuestro nombre, quién sonríe con los labios, sóllo con los labios ayayyayay;
       
A veces nuestros permitimos que nuestras heridas nos separen de nuestros niños, permitimos que las urgencias, que las prisas, que el hoy nos separe de esas palabras dulces que abracen con ansia cada palabra sesgada, cada herida que nos abre el alma ay el alma... que asimismo nos separen de cada abrazo, de cada sonrisa que aflore en nuestros labios, en esa mirada dulce de niño, ay de niño, que asimismo nos separen de cada ternura, de cada abrazo alado, de cada regazo hogar con que encender nuestros hogares, sisiisisis
     
    A veces la tormenta nos hace olvidar lo importante que es que abrazemos a nuestro niño húmedo de tantas lágrimas de amor, ayayyayyaya, a veces el frío, el duro y gélido frío de la noche, nos ahuyenta de la necesidad de unas manos que renazcan en cada latido, en cada piel, en cada gesto... a veces las duras pérdidas nos impiden escuchar las palabras con que debemos consolarnos, dolorosamente perdidos en nuestro dolor, en nuestros desconsuelos ayyayaay.... a veces el fracaso nos impide sentir en nuestro pecho, en nuestra almita buena esas palabras de ánimo, de consuelo, de presencia...
        A veces sí, a veces ese latido de almita buena, ese renacer, esa primavera, esa sonrisa queda adormecida en nuestros pechos maltrechos de vaivenes emocionales...
A veces sólo a veces nuestros versos, nuestras palabras, nuestros latidos deben ponerse en camino, deben coger el cayado de nuestras almas y salirnos a nuestro encuentro, mirarnos con dulzura, sonreírnos con dulzura, acogernos con dulzura en nuestro hogar, en nuestros pechos bendecidos por el buen Papá bueno y entonces, sólo entonces, salir, caminar, abrazar, bendecir con ansia, escuchar con ansia, besar con ansia cada almita buena, cada humilde alma que ávida necesita que le enseñemos el camino, el verdadero camino, a su alma... Buenas tardes

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