Trenzas de de latidos nos prenden a ti y a mí en este ciclo de la vida…





Latidos...
Sístoles y diástoles...
Heridas de piano
que trazan huellas de acordes en nuestras manos,
en nuestras miradas,
en nuestros latidos que se vuelven confusos, pequeños, heridos, ayayyaya

Voz alma,
latidos de mi Prudencito,
que en plegaria,
que en un susurro
de soñadores ojos castaños cielo, sisiis,
destrenza su vestimenta de sudor
de cansancio y falta de confianza en sí mismo;
despliega las alas:
tus alas  mis alas
mis labios tu regazo
tus manos mi cabeza
mi torpe aliño y salmo de payaso tu mar de pétalos de princesa;
entrelaza surcos
entrelaza regueros de balandros en el cielo,
miasmas de gaviotas en la arena,
pequeñas estelas que nuestros niños locuelos,
entrelazadas sus manos, recorren en su nube, sisiisi

María,
voz que trenza
susurros
que prende en nuestras almitas;
Ícaros
nos recoge de la tierra
a donde a veces nuestras heridas nos conducen
a donde a veces nuestras cicatrices, como a San Pedro nos hunden
y en manos de la dulzura
con que llenas nuestras manos,
nuestros pechos nuestras miradas y nuestros labios
se serenan se vuelven latido
acordes vida primavera

Trenzas de latidos
que en manos de gaviotas
encuentran el camino
a nuestros paseos nocturnos,
a nuestras conversaciones, brújulas del alma,
que en manos de marineros
echan la red en el agua
de nuestras almas que se unen de las manos de sus Prudencito y Mariiita,
y que en manos de estas aspas de piano
sonríen, descansan y serenas
despiertan en nuestros labios,
en nuestros regazos
en nuestras miradas,
en nuestros latidos,
sístole y diástole de nuestras vidas, siisisis.

De Pruden Tercero Nieto, agosto de 2013

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